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Pedro Lara V.

~ Crecer sustentablemente

Pedro Lara V.

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Repensar el trabajo en tiempos de desempleo

27 Miércoles Nov 2013

Posted by pedrolarav in Dirección Empresarial

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estrategia de empleo, perdida de empleo, trabajo

La crisis económica ha destruido miles de puestos de trabajo en todo el mundo. El elevado nivel de desempleo tiene graves consecuencias para el crecimiento y desarrollo de los países, pero es también una lacra para la sociedad.

Muchas personas no conseguirán tener nunca un trabajo, lo que tendrá consecuencias para su desarrollo como individuos y su integración plena en la sociedad. Se requieren soluciones de calado que contemplen una visión amplia de la persona, la familia, la empresa, la sociedad y, por supuesto, del trabajo.

Cómo hemos llegado hasta aquí
Todos conocemos las causas financieras que dieron origen a la crisis actual pero, como explica Argandoña, “una crisis no es un accidente imprevisible que se presenta sin avisar”, sino que “tiene causas profundas que se van desplegando a lo largo del tiempo”. Las dimensiones éticas de esta crisis son algunas de ellas. Muchos autores han denunciado que durante los tiempos de bonanza se generalizaron ciertos comportamientos inmorales, como una codicia desmedida, la opacidad, el fraude o cierta arrogancia entre los directivos…

Estos comportamientos han estado siempre presentes en la economía y la empresa pero, como asegura Argandoña, durante la última crisis los mecanismos sociales, económicos y gubernamentales que debían ponerles coto han fallado. “La familia ha dejado de ser, a menudo, una escuela de virtudes; la escuela presta más atención a lo políticamente correcto que a lo justo, y el Estado se deja llevar por criterios de éxito político, eficiencia e intereses de partido, pero no por el bien común”.

El documento dibuja una sociedad individualista, emotivista, utilitarista, carente de bienes comunes y basada en relaciones de interés y de sentimientos que demuestra ser incapaz de hacer frente a cuestiones de fondo como el gravísimo problema del desempleo.

La paradoja del trabajo
El trabajo está cada día más valorado como medio para la satisfacción de nuestras necesidades, como herramienta que crea conocimientos y desarrolla capacidades, como piedra fundamental en la construcción de la sociedad y como reflejo de la dignidad del hombre.

Por otro lado, también puede ser causa de su deshumanización. El desempleo, por ejemplo, provoca en el individuo una sensación de pérdida de identidad cuando esta está vinculada a la profesión que se ejerce. Además interrumpe la adquisición de nuevos conocimientos y capacidades, deteriora el capital humano adquirido y origina conflictos personales, familiares y sociales. El paro se presenta, pues, como el fracaso de una sociedad ante sus ciudadanos.

La precariedad del empleo es también un elemento deshumanizador del trabajo por lo que supone de incertidumbre y de pérdida de control de la propia vida.

Otro mecanismo alienador sería la existencia de trabajos degradantes, en los que el trabajador se ve como pura mercancía sin cara. O el uso instrumental del trabajo, que convierte al ser humano en un instrumento en manos de otros, no en un fin.

Así, la degradación del trabajador no consiste en que produzca bienes materiales, sino en que la forma de producirlos sea inhumana. Es decir, que no le permita desarrollar otras actividades necesarias y probablemente más importantes en términos absolutos (familiares, sociales, espirituales, culturales, etc.), infligiendo violencia a la naturaleza espiritual del hombre.

En busca del sentido del trabajo
Las personas buscamos un trabajo “expresivo” y a menudo encontramos un trabajo “instrumental”, quizá porque hemos convertido el trabajo en definidor de la identidad de la persona, a la que valoramos no por lo que es o por quién es, sino por lo que hace: sus resultados personales a nivel económico (cuánto gana) y social (cuál es su posición en la escala social), y por lo que aporta a los demás (cuánto contribuye al producto interior bruto o a la economía familiar).

Nuestra sociedad hace depender del trabajo y de su rendimiento económico nuestro nivel de vida actual y futuro, en la medida en que el sistema de pensiones y la atención sanitaria y de la dependencia están ligadas a las rentas generadas con el trabajo, encareciendo así su “coste económico”.

Un reflejo de cómo entendemos socialmente el trabajo es la pérdida de sentido humanizador de la educación, instrumentalizándola como mera creación de capital productivo. Muestra de ello es el menosprecio de las humanidades por su falta de “utilidad” para la generación de renta privadas, olvidando su función social.

Tres motivos para trabajar y uno más
Según Argandoña, existen tres razones principales que resumen las motivaciones e intenciones que empujan a las personas a realizar esa actividad que llamamos “trabajo”: un medio para ganarse la vida, una ocasión para el desarrollo personal y un medio para contribuir a la edificación de una sociedad.

Pero existe también una cuarta razón: el trabajo es expresión de la mejora personal. Aunque el trabajo es el mismo para todos, hay que tratar de hacerlo bien, con calidad humana, preparación y dedicación. Hay que hacerlo como servicio a los demás, empezando por la familia, los colegas, los clientes y los vecinos, y acabando con la humanidad entera.

Deberemos de ilustrar a través de una antigua historia, en la que preguntaron a tres picapedreros qué estaban haciendo. El primero contestó que estaba picando piedra; el segundo, que estaba ganándose el sustento para su familia; y el tercero, que estaba construyendo una catedral. Su trabajo era el mismo, pero el sentido que encontraban en él era muy diferente.

Notas de: Argandoña Rámiz, Antonio

Cargando el venado

14 Viernes Jun 2013

Posted by pedrolarav in Ética Empresarial, Dirección Empresarial, Gobierno Corporativo

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cuidar, trabajo, valorar

Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso huanacaxtle. Se le miraba triste, meditabundo, cabizbajo; casi, casi a punto de soltar el llanto.
Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien acongojado al verlo en tales fachas, le preguntó el motivo, causa o razón que ocasionaba que él se encontrara en situación tan deprimente.

¡Ay! Compadre-contestó el interpelado, –¡tu comadre! ¡Tu comadre! Esta noche la mato o la suicido, pero de que se muere, se muere.. –No la amueles compadre, mejor platícame, por qué la quieres matar, a lo mejor te puedo ayudar a encontrar una mejor solución al problema.


El compadre, después de limpiarse sus ojos todos llorosos y su nariz moquienta, empezó con su relato:

–Mira compadre, tú sabes que somos muy pobres y en tu humilde casa la única forma de acompañar los frijoles es con un pedazo de carne que tengo que conseguir yendo de cacería al monte.
–Me tengo que ir con mi vieja escopeta, pasar varios días de sufrimiento y penalidades, salvándome de milagro de los peligros del monte, esquivando víboras, al tigre y la onza,
–Soportar la terrible comezón que me producen las guiñas, garrapatas y piquetes de moscos, y por si esto fuera poco, Aguantar cómo me caía hasta los huesos el frío y la soledad de las noches.
–Luego, por fin, si la suerte me socorre y logro cazar un venado, todavía tengo que cargarlo hasta el rancho y subir la cuesta de la loma donde está mi casa.
–Todavía no alcanzo resuello cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre vecinos y familiares:
Que una pierna pa’ doña Juana, Que otra pa’ doña Cleo,.. Que este lomito pa’ mi mamá, que esto pa’llá, Que esto pa’cá y a los dos o tres días allí va tu tonto otra vez de cacería. ¡Pero ya me cansé y esta noche mínimo las desmechoneo!

El compadre de aquél iracundo desdichado, después de meditar un momento le dio la solución:
–Invita a tu mujer a cargar el venado. 
–¿¡Qué!?

-Sí, sí. Mira. Nomás no le digas las maltratizas que te pones para cargar el venado. Mejor píntasela bonito. No le hables de las espinas ni los peligros, ni del frío ni el calor. Dile que la invitas a la cacería para que disfrute de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que te cobijan en la noche, de los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes, de sus exquisitas aguas, del aire fresco del monte, lleno de oxígeno, de la graciosa manera en que camina el venado, como si fuera un bailarín de ballet, de el dulce canto de los grillos y los pajarillos silvestres, en fin.

El compadre siguió el consejo. Por supuesto la convenció. La mujer, entusiasmada, se fue con la falda larga hasta el tobillo, al cruzar el primer “aguamal” se redujo a minifalda porque la prenda quedó desgarrada entre las púas. La blusa le quedó toda “chiruda” El calzado se le rompió por los difíciles caminos y las piedras y las espinas la hicieron sangrar, las “guinas” y “guachaporis” los traía por todo el cuerpo. El sol le quemó la piel, El pelo se le maltrató: le quedó tieso y desparramado como estropajo.

Las manos le quedaron encallecidas al abrirse paso entre el espeso monte. Toda chamagosa, estuvo a punto de sufrir un infarto al toparse con una enorme víbora. Muerta de hambre, su imagen parecía sacada de un cuento de ultratumba.

Por fin, después de tantos martirios, un día encontraron al venado. Ella tuvo que contener el aliento y el hombre sigiloso, con la astucia y agilidad de un gato, se acercó a su presa, y con la mirada de un lince localizó el blanco justo para liquidar al escurridizo animal. ¡Bang! Y el venado había muerto.

La mujer no cabía de júbilo pensando que su sufrimiento había terminado, pero no era así.

Ahora, mi amor, quiero que cargues el venado para que veas lo bonito que se siente — le dijo el hombre masticando rabiosamente cada una de sus palabras-. La mujer casi se desmaya ante la desconocida mirada asesina de su marido, pero ante la desesperación por regresar a su hogar no tuvo aliento ni para replicar y cargó el venado hasta su casa cruzando veredas y montañas. Despatolada, con las piernas abiertas, jadeando y casi muerta, a punto de tronarle el corazón, llegó y depositó el animal en la sala de su casa.

Los niños y sus amiguitos, hijos de los vecinos, salieron a recibir a sus papás cazadores y acostumbrados a la repartición, le dijeron a su mamá con alegría: Mamá, apúrate a repartir el venado porque la mamá de Pepito ya está desesperada. 
–¿Qué pedazo le llevo a mi tía?, le dijo otro.

La señora, tirada en el piso, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza y con los ojos inyectados de sangre volteó a ver a los niños y agarrando aire hasta por las orejas, les gritó: ¡¡¡ Este venado no me lo toca NADIEEEE !!! y tú Pepito, ve y dile a tu mamá que vaya mucho a CHx#&%=” A SU M#&”=



“REFLEXIÓN” 

Para valorar el esfuerzo ajeno y respetar en su real dimensión el trabajo de los demás, todos debemos aprender a “cargar el venado”. La experiencia adquirida con el paso de los años nos ha enseñado que solo se valora aquello que se ha adquirido como resultado de nuestro trabajo; Que solo cuidamos aquello que nos ha costado esfuerzo, sudor y sacrificio.

Enviado por Don Francisco Colín

Actitud ante el trabajo ¿Porqué se dificulta?

03 Miércoles Abr 2013

Posted by pedrolarav in Ética Empresarial, Dirección Empresarial, Gobierno Corporativo

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actitud, contrato colectivo, mexicanos, trabajo

Japón tiene el tamaño de Chihuahua y Aguascalientes, con 124 millones de habitantes, posee los 10 bancos más importantes del mundo, tiene el índice educativo y longevidad más alto del mundo, tiene el índice de criminalidad más bajo del mundo y su producto nacional es igual a lo que producen Francia, Inglaterra y Alemania juntas.

Existen cuatro diferencias entre Japón y México:

1.- La Educación.

En México nos preocupamos por el 5, el 6 o el 8 pero ¿y la educación formativa?, ¿En nuestras escuelas se inculcan la honestidad, la puntualidad y la limpieza?. Dentro de la Educación existen cuatro pasos para tener éxito:
a) El “bien ser”: Honesto, puntual y disciplinado. El principio fundamental del respeto: si no es tuyo debe de ser de alguien. Si esta pluma te la encontraste en un escritorio debe de ser de alguien, entonces devuélvela.
b) El “bien hacer”: Haz las cosas bien. Si vas a nadar hazlo bien, y si vas a estudiar hazlo bien y si vas a hacer el amor hoy en la noche con tu esposa, hazlo bien, entrégate.
c) El “bien estar”: Las personas que son un “bien ser” y dan a la familia y a su escuela más de lo que recibieron, llegarán a este paso, y quienes siguen estos tres pasos en este orden, tarde o temprano llegarán a lograr.
d) El “bien tener”: No es más que valorar lo que tenemos y aspirar a tener más cosas preciadas; pero, no inclines tu balanza en cosas materiales, tenemos tantas cosas cerca de nosotros que no cambiaríamos por todo el oro del mundo: tu salud, tu vida, tu familia, a ti mismo.

2.- Actitud ante la Naturaleza.

En cada acto importante de la vida planta un árbol: cuando te cases planta un árbol, cuando nazca un hijo tuyo planta un árbol, cuando entres a la primaria planta un árbol, antes de cualquier evento realmente importante, planta un árbol.
Por eso, la juventud tiene que ser emprendedora. Nos quejamos de la contaminación y de la erosión de la República Mexicana, pero si cada mexicano plantara un árbol en cada momento importante de su vida, México sería otro.

3.- La Religión.

¿Cuál es la diferencia entre los trabajadores japoneses y los mexicanos? “El trabajador mexicano es mucho más hábil, pero las relaciones obrero-patronales son muy deficientes. Los dos pueblos son iguales: les gustan las peregrinaciones, las tamboras, los amuletos, los cohetes, etc., pero los mexicanos van a los templos a pedir y a esperar; mientras que en el Shintoismo se va a ofrecer”.

Por eso, nos hemos dado cuenta que los sindicatos mexicanos presentan pliego de peticiones y los sindicatos japoneses presentan un pliego de ofrecimientos. ¡Pequeña pero gran diferencia!. Si en Japón se fabrican 1,000 autos, ofrecen fabricar para el año siguiente 1,200. Si se tiene un 5% de errores en la producción, entonces se ofrece reducirlas al 3%. Y en base a esos ofrecimientos, las empresas japonesas han logrado un error 0 (cero), Calidad Total y Justo a tiempo (JIT).

Con pliego de peticiones no es posible, pedimos más días no laborables, más vacaciones, más aguinaldo, que nuestro cumpleaños nos lo paguen triple y no trabajarlo.

4.- Actitud ante la vida misma.

Hay muchos jóvenes que al llegar a los 20 años “ya no pueden”, porque desde pequeños estuvieron escuchando todos los días: eres un bruto, eres la vergüenza de la familia, eres un malcriado, siempre te reprueban,… entre otras cosas.
Entonces ese joven crece y sólo hace lo que tiene que hacer buscando que el reloj marque las cinco de la tarde. ¡Qué tristeza!. Así, hay padres de familia, maestros, empresarios, que todos los días están creando fracasados. Pero también hay maestros, padres de familia, empresarios y jefes que todos los días están creando triunfadores.

Tenemos una obligación con México. Conozco a muchos Libaneses, Israelitas y Españoles, que llegaron a esta nación, a México, con una mano adelante y otra atrás, sin amigos, sin conocer el idioma, con costumbres, pero con una fe en sí mismos, en este México, y trabajaron mucho y ahora son los empresarios de esta nación.

Pero ¿Qué pasa en el pueblo?. Vean ustedes el comportamiento en el pueblo, por ejemplo de Chinconcuac, en el Estado de México; hay la fiesta del pueblo, se celebra a San Agustín o Santo Tomás, el patrono del pueblo, y es casi toda la semana de pachanga. ¿Qué hacemos los mexicanos? “El bailongo, los cohetes y las cheves”.

¿Y los españoles? Abriendo desde las cuatro de la mañana sus panaderías, hasta las diez de la noche, y vean a los israelitas trabajando y trabajando. Nosotros no, pues es día de la fiesta del pueblo. ¡Cómo!. No me vaya a castigar San Agustín.

Vean la diferencia del trabajo. Vean un domingo de nosotros, juegan las chivas o el américa…¡las cheves!. El anglosajón arregla su carro, limpia, pinta la pared, engrasa la puerta, poda. El japonés arregla su jardín, trabaja y nosotros NO, pues ¡Es Domingo!, y como hoy es domingo: ¡Cómo quieres que trabaje!.

Resumen de la conferencia de Carlos Kasuga, Director de Yakult.

Trabajo en Equipo. Tiene efecto en su Estado de Resultados?

29 Lunes Oct 2012

Posted by pedrolarav in Dirección Empresarial

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cambio, medir, trabajo

A Usted que le gusta el futbol, me  gustaría plantearle un problema: Pensemos que el defensa central de su equipo favorito en la final del campeonato y faltando solamente dos minutos para concluir el encuentro que hasta ese momento se encuentra empatado, toma el balón justo en las afueras del área grande de su portería. Con un gran portento de entusiasmo, virtuosismo y alegría toma el balón y corre hacia la portería enemiga driblando a varios oponentes que le salen al camino. Al llegar al área grande del equipo contrario y justo antes de que su defensa central y estrella del equipo dispare a gol un jugador se barre por atrás, levantando en vilo a su estrella futbolera y haciendo que la pelota salga por la línea final. El problema es que el jugador que se barrió es de su mismo equipo, es su capitán, quien no ha permitido que el equipo anote el gol que podría haber sido el de la victoria. La preguntas serían: Es Falta? De qué equipo es falta? Cuál será el próximo equipo que tocará el balón?

Esto que a ojos de cualquier medianamente enterado de futbol le parecería ridículo y poco probable, si existe en las empresas y cuando se está a punto de lograr un incremento en los niveles de producción de la empresa, cuando se está a punto de lanzar otro nuevo producto que nos llevará a un posible éxito esperado por tanto tiempo, entonces otras personas de la misma empresa, y quizás de otros departamentos, pero de la misma organización a la que todos pertenecen nos dirán que los productos se encuentran en cuarentena por que no tienen personal para su inspección, que no es posible los nuevos lanzamientos porque no hay protocolos realizados, etc. En fin, cuando los objetivos de la organización no se encuentran claros, la visión y misión del negocio no es conocido y sobre todo cuando las personas no están dispuestas a cambiar, es claro que nos encontremos todos los porqué “no se puede” en lugar de tener una actitud proactiva para la gestión de los cambios y los logros de los objetivos personales y organizacionales.

En este mundo lo único constante es el Cambio y lo único seguro son: la muerte y los impuestos.

Los cotos de poder y feudos han sido erradicados de la historia de la humanidad, por lo menos en las empresas que compiten y desean competir a nivel mundial. Ahora, se trabaja en conjunto, Calidad con Producción, Comercialización con Producción, Finanzas con Recursos Humanos, Mantenimiento con Planeación, etc.

Trabajar en equipo se aprende, no solo se desea. Existen metodologías que nos harán trabajar en equipo, pero sobre todo el saber y adoptar los objetivos institucionales para buscar el crecimiento de las personas y los trabajadores. Trabajar en equipo implica una actitud de cambio, un proceso de mejora y responsabilidad. Los trabajadores deberán de adquirir mayor responsabilidad en las operaciones, deberemos de escuchar sus opiniones, de poner en práctica sus sugerencias, de involucrarlos en los resultados y que sepan el sentido y camino de la organización.

Ya basta de pensar que en la empresa tenemos un enemigo llamado sindicato. Las empresas de competencia mundiales trabajan con los sindicatos como su aliado y en verdad trabajan bien. Siempre con un plan, claridad y honestidad.

Partamos del hecho de que la empresa está formada por seres humanos que poseen todos ellos las características de libertad y voluntad. Ante ello, los directores realmente dirigen voluntades y es por ello que su labor tiene mayor responsabilidad individual y social.

Al final podemos acordar que el trabajo en equipo implica una decisión de la voluntad en la que el hombre obtendrá un beneficio personal pero al mismo tiempo tendrá un beneficio colectivo. Solo así, cuando se obtienen ambas cuestiones entonces se realizará el trabajo en equipo.

Todo trabajo en equipo debe de ser medido y alineado a la visión y objetivos de la empresa para que impacten en los Estados de Resultados.

Pedro Lara V.

Director de empresas.
Consultor.
Catedrático.
Conferencista internacional en temas de Planeación Estratégica, Gobierno Corporativo y Ética Empresarial.

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